Por ello, los detectores de movimiento son habituales en lugares públicos, como pasillos, baños o parkings, para iluminar sólo cuando hay movimiento de personas en dichos lugares. Sin embargo, muchos usuarios encuentran utilidades a la detección en su día a día, no sólo en instalaciones de pública concurrencia sino también en el hogar.
Ventajas de la iluminación mediante detectores de movimiento
Un detector de movimiento se activa cuando alguien se acerca a la puerta y se enciende la luz del porche, proporcionando seguridad y la luz necesaria para buscar las llaves y entrar, sin que por ello tengamos la luz encendida todo el tiempo.
En casas aisladas con varias dependencias, incrementaremos la sensación de seguridad con detectores, instalándolos en las entradas de dependencias anexas a la casa. No sólo nos permitirá movernos de noche por el exterior de la casa, sino que, además, la luz encendida nos advierte de la existencia de intrusos.
O el garaje de una residencia particular, al que llegamos de noche; abrimos la puerta a distancia, pero cuando entramos el detector activa la iluminación y ya no dependemos de las luces del coche para iluminarlo.
También son útiles en aquellas estancias donde solemos entrar con las manos ocupadas, como por ejemplo una despensa o una leñera. ¿Quién nos abre la luz de la despensa cuando llegamos cargados con las bolsas del súper? El detector de movimiento.
Otro uso interesante es el de pasillos y baños particulares, más cuanto mayores sean los habitantes del domicilio, que suelen necesitar ir al baño varias veces durante la noche; que las luces se enciendan solas les facilita mucho la vida y les ayuda a orientarse mucho mejor.
Por ello, los detectores de movimiento no sólo ayudan a ahorrar; también proporcionan seguridad y comodidad allí donde se instalen.